Molas de Panama por Ernesto Endara, escritor

11-03-2015
El arte es una mentira que nos acerca a la verdad” Picasso

    La molas volaron del Caribe al Mediterráneo. La meta final era Valencia. Cuando todavía España permanece arropada por su maravillosa primavera, la temperatura en Le Pont des Arts –sitio donde aterrizaron las molas en su largo peregrinaje desde las tibias islas de San Blas–, fluctúa entre los quince y los veinte grados centígrados. Temperatura que sólo es posible –y soñada por el resto de los panameños– en Bambito, y eso en diciembre y enero.   ¿Qué son las molas? Bordados en talco en capas de telas superpuestas. Es la vía que encontraron las mujeres kunas para atrapar en sus vestidos los colores del mundo. ¿Para qué sirven? Para lo mismo que sirve la Monalisa: para dar placer a la vista, para sentir los dedos de la belleza haciéndote coquillas en el estómago (al menos para mí es el efecto que me producen las obras de arte cuando me gustan, ya sea un cuadro, una escultura, una pieza musical, un poema, una mujer).   Arte, artesanía, como quieras llamarla, pero siempre es búsqueda y encuentro de las mujeres kunas con la belleza (¿por qué no me sale decir gunas?). Ellas son las discípulas de la diosa Kabaya que les dijo: «Les enseñaré a combinar los tejidos como no lo ha hecho nadie sobre la tierra». Y así fue. Es un arte que se genera en el corazón de Nabguana, el femenino espíritu de la tierra y les sirve para atrapar desde las estrellas en el firmamento hasta los caracoles del fondo del mar. Ernesto Endara, Artículo publicado en el periodico panameño: PANAMA AMERICA