Sin Jesús, nada sería igual en mis viajes al Darién.
Al principio de mi aventura, para ir a buscar las máscaras tomaba el busito de la línea regular Panamá/Darién desde la terminal de autobús de Albrook... el viaje duraba seis horas hasta Meteti donde tocaba cambio de "bus" y dos horas más hasta el final de la carretera... ruido, polvo, cansancio, mucha promiscuidad en una carretera accidentada, muy accidentada. Un viaje agotador y largo.
Ahora hacemos el viaje Jesús y yo en su pickup. Cada vez más también está con nosotros mi pareja que me acompaña muy a menudo en mi “caza” de las máscaras...
Jesús es el taxista todo terreno, en Paris muchas veces sueño con Jesús y su pick up! nada le resiste, a veces cogemos caminos abruptos con cuestas tan fuertes que parecen pistas para lanzar un cohete al espacio. Pero también este chófer muy especial no duda en subirnos en las aceras de la ciudad de Panamá cuando regresamos con el vehículo cargado de máscaras y bien cansados y que no podemos aguantar los "tranques" (el atasco panameño).
Me recoge antes del amanecer en la ciudad de Panama para acompañarme a la selva, son largos días de viaje y de trabajo. También me recoge al final de mis estancias cuando toca regresar a la ciudad.
Cuando aparece al anochecer después que haya pasado varios días en los pueblitos de la selva en los cuales faltan cosas tan esenciales para mi como agua corriente o luz, pueblos entre los cuales tengo que desplazarme navegando en cayuco por los ríos… es como ver la luz al final del túnel, la promesa de un viaje de regreso de lujo.
Las máscaras viajan en su pick up hasta la ciudad y también es una persona clave para mí. Nuestras conversaciones durante el camino están llenas de enseñanzas. Jesús se ha tomado muy a pecho todo lo que estamos haciendo con los indígenas en la selva y presta su ayuda en cualquier ocasión. Hablamos, reímos y reflexionamos sobre las posibilidades de mejorar ciertos aspectos prácticos del trabajo.
Mi último recuerdo anecdótico: Perdimos unas bolsas de máscaras en la primera parte del camino y tuvimos que regresar a buscarlas. Claro, no podíamos regresar hasta Panamá con el pick up mal cargado y repleto de bolsas, con riesgo de perder piezas en el camino... Así que pasamos por su casa y cogimos otro pick up previsto para el transporte de ganado y, yo en su pick up y él en el otro procedimos a trasladar todas las bolsas enormes de máscaras... por eso algunas veces me llama “Corina La guerrera”! Me hubiera gustado tener una foto de este instante... Gracias Jesús! Nos vemos pronto.